El principal problema de los silenciosos es la condensación del agua producida por la combustión. Especialmente, si el vehículo permanece largo tiempo sin ser usado o solo realiza trayectos cortos, al no alcanzar el silencioso la temperatura suficiente, el agua depositada no se evapora convenientemente, lo que produce oxidación y rotura.
El silencioso está sometido a temperaturas de trabajo muy altas. Cuando el vehículo circula a 120 Km/h se alcanzan los 800ºC de temperatura en los gases de escape.
En los trayectos cortos se producen mayores oxidaciones que en los largos.
La conducción deportiva produce fuertes vibraciones mecánicas que afectan directamente al silencioso. Si usted escucha cualquier ruido anormal en el tubo de escape, haga que se lo revisen en su taller habitual.
Un error en el que se suele incurrir es no cambiar las gomas y soportes de los tubos y silenciosos que pueden haber cedido, lo que aumenta la movilidad y vibración, lo que puede ser causa también de rotura.